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Ansiedad infantil

  • Educación emocional
Ansiedad infantil

Desde hace varios años, los niños y los adolescentes están viendo cómo su salud mental se deteriora. Tan es así, que llegamos a la pandemia con niveles de enfermedades mentales en máximos históricos. Pero, lo que creíamos que era el culmen, no acababa más que empezar. Después del confinamiento, los pediatras y los profesionales de la salud mental infantil y juvenil advierten: “La salud mental de niños y jóvenes se está deteriorando”.

¿El problema? Mucha carga de información, muchas responsabilidades, mucha preocupación pero, sobre todo, una obligación: la de cambiar de vida radicalmente de forma impuesta desde aquel marzo de 2020. Desde aquel momento, los peques pasaron dos largos meses sin ver a sus iguales, ni a sus profesores, dejaron de asistir de manera presencial a las clases y, además, en la televisión solo veían noticias relativas a la muerte que causó mucho miedo en su interior.

Por eso, los pediatras, ya en otoño de 2020, advertían que llevaban vistas en menos de seis meses más urgencias pediátricas psicológicas que en todo el 2019.

¿Cuál ha sido el resultado? Más trastornos obsesivos-compulsivos, más depresión, estrés y ansiedad pero, sobre  todo, más intentos de suicidios y más trastornos de la alimentación, graves o muy graves.

Las enfermedades mentales surgen por brotes

En este contexto, es importante destacar las palabras de la psicóloga Mercedes Bermejo al medio de comunicación Ser Padres: “El problema es que la mayoría de las enfermedades mentales surgen por brotes”. ¿Qué significa esto? Que cuanto antes aparezca el primer brote, más tiempo tendrá la persona en ser propensa a sufrir el siguiente en un momento de bajeza o en un momento de cambio importante en su vida.

Dos de las enfermedades que surgen en brote son la ansiedad y la depresión. Y, sí, también el estrés. Por eso es muy importante mantenerlos a raya desde casa.

¿Qué puede hacer la respiración consciente por los niños?

“Darnos cuenta de cómo respiramos nos permite saber cómo nos sentimos, nos permite saber si estamos tranquilos, nerviosos o enfadados, nos permite gestionar y controlar nuestra respiración y nuestros sentimientos y nos ayuda a volver a la calma cuando lo necesitamos”, explica Anna Huget, psicóloga e investigadora de la unidad de TDAH del Hospital Sant Joan de Déu en la página web del hospital.

“En situaciones de activación, de nerviosismo y de enfado muchas veces hiperventilamos, provocando que llegue menos oxígeno a los tejidos”, argumentan. Esto lleva a sentir sensación de agobio y mareo que, a menudo, se conoce como ansiedad. Para volver a la calma en una crisis de ansiedad es importante intentar volver a respirar de forma lenta, regular y profunda y, por eso, es importante enseñar a los niños cómo hacerlo.

Pero, como sabemos que los niños aprenden a través del juego, hemos preparado unos cuantos ejercicios de respiración que utilizan como táctica el proceso lúdico para enseñar a los peques a respirar de manera consciente.

La respiración del globo

Esta es una técnica que se recomienda a partir de los siete años, porque usaremos un globo e implica riesgo de atragantamiento con niños pequeños.

Consiste en explicar al niño que cuando está nervioso es como un globo que se va inflando poco a poco hasta que estalla (podemos escenificarlo con un globo).

Después, pediremos al niño que infle un globo despacio, que entre bastante aire, pero sin llegar a romperse y, después, le diremos que vaya dejando salir ese aire poco a poco. Ahora, le pediremos que imite ese momento con su boca (que coja mucho aire, de forma lenta, y que vaya dejándolo salir poco a poco).

A continuación, le explicaremos que cuando esté agitado o nervioso puede repetirlo con su boca, imaginando que es un globo. Así, se calmará poco a poco.

Sopla una vela

Este ejercicio de respiración consiste en explicar al niño que cuando sienta que está nervioso, agitado o que se siente sin aire, respire como si tuviera una vela delante que tiene que soplar. Irá soltando aire poco a poco, poco a poco, calmándose a la vez, mientras distrae la atención en la vela imaginaria que tiene delante.

Pompas con un pompero

Más que una técnica de respiración es un ejercicio de respiración consciente en forma de juego que puede llegar a ser muy efectivo con niños que sufren ansiedad y estrés.

Hacer pompas de jabón con un pompero ayuda a los niños a relajarse porque, para conseguir que vuelen, tendrá que controlar el aire que sale de su boca y concentrar el chorro en el pequeño pompero por el que se irá inflando la pompa.

La respiración de la abeja

Al igual que la anterior, es una técnica muy efectiva: consiste en imitar el zumbido de las abejas. ¿Tu hijo está irritado, enfadado o muy nervioso? Pídele que lo imite. Se calmará sin darse cuenta. ¿Por qué? Pues porque para imitar el zumbido de la abeja tendrá que controlar mucho el aire que sale de su boca.

Con las manitas en la barriga

La respiración consciente pasa por practicar de forma profunda la respiración diafragmática (la que practicamos cuando estamos durmiendo).

Para enseñar a los niños a utilizar de forma consciente esta respiración les pediremos que se tumben en un lugar plano y pongan una manita sobre su barriga y la otra sobre su pecho. Les pediremos que tomen aire profundamente de tal forma que la manita que tienen en la barriga se infle con ella. Después, tendrán que soltarlo de forma lenta, mientras la mano baja junto a la tripa.

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