Clases divertidas
- Educación en el colegio
“Si puedes mantener la atención de los niños, puedes educarles”, decía el periodista Malcolm Gladwell. Y es que, son muchos los docentes que se preguntan cómo mantener esa atención infantil para conseguir un mejor afianzamiento de conceptos. Nosotros hemos elaborado una lista de ideas para ayudaros a crear clases divertidas, independientemente del nivel educativo que tengan vuestros alumnos.
Prepara debates, preguntas, fomenta su curiosidad
Dice Jordi Nomen, profesor de filosofía y autor de ‘El Niño Filósofo’ que los niños son pequeños filósofos en potencia. Cuando nacen, su curiosidad está intacta y, a medida que se desarrollan, van acrecentándola cada vez más (recordemos la famosa época en la que pregunta ‘por qué’ a absolutamente todo). Sin embargo, bien sea por la dejadez de los padres o porque no se les ha estimulado bien, esa curiosidad va desapareciendo poco a poco con el paso del tiempo (al menos, en algunos niños).
Jordi Nomen es fiel defensor de alimentar esa curiosidad aún más. De establecer debates con los niños, dejar que sean ellos los que imagen el final del cuento, preguntar por la lectura después o devolver la pregunta y atender a lo que tienen que decirnos después de que nos pregunten el porqué de algo.
Así, afirma este experto, conseguiremos ‘enseñar a pensar’ a los más pequeños, fomentar su pensamiento crítico y, así, conseguir que crezcan como adultos que sepan enfrentarse bien a los problemas.
Estos debates, este fomento de su curiosidad puede, además, activar partes de su cerebro que ayuden a la motivación en el aula. Conseguir que ir a clase no suponga algo aburrido para ellos, sino algo divertido, algo donde van a aprender mientras se divierten.
Acércate a su realidad
Un docente experto en hacer de las clases un rato divertido es Cristian Olivé, un profesor de Lengua y Literatura en Secundaria.
En muchas de las entrevista que ha ofrecido a diferentes medios de comunicación ha insistido en que su mejor secreto es acercarse a la realidad que viven sus estudiantes (en su caso, los de Secundaria). Aprovechar el potencial educativo de las redes sociales, enseñar Lengua a través del disco de El Mal Querer de Rosalía, fomentar dinámicas de grupo en plataformas online como Kahoot! O, como decimos, establecer concursos y otras dinámicas en las que las redes sociales son las protagonistas le han servido para que sus propios alumnos le nominen como Docente del Año en los premios Educa Abanca.
El juego como base de la educación
“Se ha demostrado que el juego tiene efectos directos e indirectos sobre la estructura y el funcionamiento del cerebro”, decía en un estudio la Academia Americana de Pediatría. Y es que, en los niños el juego no es un elemento de entretenimiento: es su forma de aprender y de afianzar conceptos. Por algo la Convención del os Derechos del Niño reconoció en 1989 al juego como un derecho fundamental de la infancia en su Artículo 31.
De hecho, según un estudio llevado a cabo por Jona K. Anderson-McNamee, el juego es esencial para aprender habilidades para la vida durante el desarrollo infantil.
Así que si lo que quieres es mantener su atención a raya, prepara dinámicas de clase que incluyan al juego como protagonista.
Aprovecha los beneficios de las metodologías activas
Las nuevas necesidades del mundo educativo ha llevado a diferentes expertos en este campo a diseñar metodologías alternativas de aprendizaje que ponen a la motivación del estudiante en el centro de toda la educación.
Metodologías que eliminan casi por completo la parte de memorización y se centran en dinámicas más motivadoras para ellos como la observación, la emisión de juegos, el descubrimiento o los proyectos en común.
El estudiante se convierte en el protagonista de su propio aprendizaje.
¿Qué tal si aprendemos fuera del aula?
La Asociación Nacional de Educación en la Naturaleza (EDNA) comenta en su manifiesto algunos de los beneficios de que los niños aprendan en medio de la naturaleza: permite el aprendizaje directo y empírico ya que “invita a la indagación, la exploración y la experimentación”.
No hace falta que os vayáis muy lejos: con que saques a los niños a aprender al patio del cole, ya les resultará algo tan novedoso que atenderán con más atención.
Ideas para hacer clases divertidas
Si lo que quieres es sorprender a tus estudiantes de vez en cuando, aquí te dejamos algunas ideas relacionadas con todo lo dicho anteriormente, que pueden servirte:
- Prepara una clase llena de manualidades
- Inventa un juego para enseñar esos conceptos que tienen que aprender hoy y que consideras son un poquito más complicados
- Prepara un club de lectura diario. Los diez últimos minutos de la clase, dedicados a leer, los diez primeros a comentar lo leído
- Establece, de vez en cuando, el aprendizaje Basado en Proyectos (y si puede ser algo transversal, mejor que mejor)
- Propón hacer una clase en el patio del cole, o en un bosque cercano, para que los niños vuelvan a conectar con la naturaleza
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